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El ascenso del pueblo de Tuxpan a Villa en 1830

Obed Zamora Sánchez
Cronista vitalicio de la ciudad de Tuxpan

El 2 de junio de 1829 arribó a la Habana el barco con el correo de la Península Ibérica y con él, Isidro Barradas, General Brigadier al frente de una expedición de Vanguardia del Ejercito Español, con la finalidad difícil y peligrosa de la " reconquista del Reyno de Méjico " (sic.)

Eugenio Aviraneta e Ibargoyen, nacido en Irún y radicado en Burdeos, comerciante de negocios fabulosos, es el personaje principal relator de esta historia.

En enero de 1829, Feliciano Montenegro, Coronel mexicano y Cónsul en Nueva Orleáns, informó al gobierno que en el puerto de la Habana " no se hablaba de otra cosa más que de la próxima salida de una expedición sobre México para tratar de reconquistarlo ". Carlos Hawkins, Teniente de la Armada, cuando llegó a Veracruz de Cayo Hueso, trajo graves noticias de que " en la Habana se encontraban muchas tropas españolas, así como una Escuadra lista para dar la vuelta a Yucatán. " Wilson Add Comandante de la fragata norteamericana "Hércules" comunicaba a Antonio López de Santa Anna el día 2 de julio de 1829 de que " ya no cabía duda de la inminente salida de la Habana de la expedición española en contra de la República mexicana ".

El Brigadier Isidro Barradas había llegado a la Habana procedente de Madrid de una manera inesperada y sorpresiva. Puesto al mando de 4 mil hombres con un gran aparato bélico tuvo que compartirlo con el Almirante Laborde Los preparativos de la expedición los había hecho el Capitán General de Cuba Dionisio Vives. Partieron de la isla el día 5 de julio de 1829 con una impresionante caravana de buques como el navío " El Soberano " las fragatas" " Restauración " y " Amalia " dos lanchas cañoneras y 15 buques de transporte.

Isidro Barradas era hombre violento, de carácter irascible, de tal manera que en plena canícula, mar afuera, le explotó el temperamento a decir de Aviraneta " reñía con todos, tenía un humor insufrible y no había medio de hacerlo tratable". Con el Almirante Laborde tuvo grandes desazones y un día en la mesa se tiraron los platos a la cara ". Para acabar de completar y encender su ya insoportable carácter a los 3 días de navegación la flota fue dispersada por una terrible tormenta en la Sonda de Campeche. Los planes para llegar a la Isla de Lobos -punto de reunión de la expedición- fueron trastornados por el meteoro; sin embargo el 14 de julio arribó la goleta " Amalia " con los transportes número 5, 9, 14 y 15. En el amanecer luminoso de la isla, el día 15 llegó el Bergantín " Cautivo " junto con el transporte número 7. Hasta el día 22 llegaron las fragatas " Lealtad ", " Restauración " y el navío " Soberano " incluyendo también el resto de la transportación. En uno de ellos venía Barradas y Laborde. Solo faltaba el agregado de última hora, un mercenario disfrazado de mercante, la corbeta norteamericana " Bigham " con 400 hombres del batallón " Reina Amalia " que tuvo que desviarse a Nueva Orleáns para reparar los destrozos que la tormenta le ocasionó.

A seis millas de la costa con 15 brazas de profundidad, la escuadra con únicamente 21 embarcaciones se fondeó por " un capricho de Barradas " frente a Cabo Rojo, el día 24 de julio de 1829. Laborde, Comodoro en funciones de Almirante y Barradas Brigadier metido a conquistador, examinaron pausadamente la playa para determinar el punto exacto para el desembarco. Así el día 27 en 25 esquifes con 30 hombres cada uno, se inició la supuesta Reconquista de México, incluyendo la primera operación hasta la tarde del día 28. Mudos testigos del hecho, cuatro Huaxtecos uno de a caballo y tres de a pié, vieron asombrados como los españoles no podían llegar a tierra por lo bravo del mar, aquellos no tenían armas y fueron invitados por Laborde a subir a las lanchas, petición que negaron por lo alborotado del mar. Entonces el Almirante ofreció una onza de oro a cada marino que nadase a tierra y obtuviera de aquellos huaxtecos noticias frescas sobre el estado del país, pero ninguno aceptó porque habían vislumbrado tiburones alrededor de los barcos y no deseaban arriesgarse en ese momento. " Con el ruido de la resaca y de la oleada, era imposible entender y hablar a los mexicanos (sic) y estabamos a punto de devolvernos al navío con harto sentimiento de los generales que deseaban saber las noticias de que si el país estaba en armas o no. Dije a Barradas y a Laborde " puesto que nadie quiere ir a tierra, voy yo. " Me quedé en calzoncillos llevando en el cinto 12 onzas de oro, destapé una botella, la llene de proclamas y tapada la ate al cinto. Agarré la punta de un cable me tiré al mar, porque desde niño criado en puerto de mar, era gran nadador. En medio minuto me llevaron las olas a tierra y para que la resaca no me llevara consigo, saqué el puñal que llevaba colgado de un tale, lo clave hasta el pomo en la arena y de este modo me sostuve en la tierra. Corrí hacia los mexicanos a quienes hablé en "estilo jarocho" y les dije todos somos unos hermanos, por cuyas venas corre la misma sangre y sobre todo cristianos ".

Habría que ver la cara de aquellos 4 Huaxtecos oyendo hablar en " dialecto jarocho " a aquel vasco, pero dizque contestaron " su mercé tiene mucha razón y le volvieron a apretar la mano..." " les pregunte que tropa había en el país y si tenia noticia de nuestra llegada a él. Me contestaron que en veinte lenguas a la redonda no había ningún soldado, que en Tampico de Tamaulipas estaba el General Lagarza el cual tenía reunidos como mil hombres entre soldados y cívicos, con motivo de la guerra o levantamiento del General Santa Anna en el estado de Veracruz, Guerrero y San Luis Potosí, pero que no tenía la menor noticia de nuestra venida, pero que se había hablado de ello en Pueblo Viejo, que está frente de Tampico, donde hablaron con oficiales de Lagarza, pero que no se tomó en boca para nada de Españoles ni de España y sólo hablaron de pronunciamiento de Santa Anna y Guerrero. Me dijeron que ellos vivían en una ranchería a media lengua de ahí, y que casualmente había venido aquella mañana a la playa a recoger unas reses vacunas y vieron tanto barco en el mar y se habían detenido a ver para donde se dirigían ".

Aviraneta les pagó muy desprendido tres onzas por la compra de un caballo, dos por el precio del animal y otra para que bebieran a su salud, pidiéndoles les consiguieran 20 caballos más aunque fueran en pelo, siendo imposible dijeron ellos de momento y pidiendo ocho días para conseguírselos; ya en confianza, le dijeron el mejor sitio para desembarcar a sus tropas, quinientos metros adelante en una pequeña rada sin resaca. El aventurero les pidió que lo acompañasen a Tampico, negándose los huaxtecos por ser cívicos temiendo ser castigados si fuesen sorprendidos por estarlos ayudando. Dejaron el caballo y una estaca en el mejor sitio para el desembarco y se fueron".

El desembarco comenzó a las dos de la tarde donde fue señalado por los huaxtecos" De la Balandra se desembarcaba a cada soldado a una vara de altura con calzones o sin ellos y con el capote y la cartuchera y entonces se le alargaba el fusil.

Al soldado que era chaparro, se le mojaba la cartuchera y el capote, que lo remangaba como podía, estando además embarazado con el fusil, llevaba colgados por el pescuezo los calzones y los zapatos y todavía andaba quinientos pasos hasta llegar a tierra. En este trabajo el soldado que no perdía los zapatos, perdía el morrión (casco antiguo de bordes levantados) la cartuchera y otras prendas. Llegaba a tierra echando juramentos y maldiciones a los autores de aquella terrible expedición... Barradas estaba echo un Lucifer que daba miedo, queriendo emprenderla con el primer viviente que se encontrara. Un cabo natural de Galicia, que había hecho sus estudios con aprovechamiento, no sé por que incidente de familia sentó plaza en la Habana poco antes de la expedición de Barradas, el coronel Vázquez lo envió de cabo en uno de los batallones de la Escuadra. Era de gallarda presencia, tenia buena letra y se había pensado emplearlo en una mayoría, era jovial, bien hablado y de maneras distinguidas, según me refirió el Coronel Vázquez ya que lo conocía a él y a su familia. Este joven desembarcó de la balandra como los demás soldados y tuvo la desgracia de caer del barco enredado en una cuerda, se puso hecho una sopa, y perdió la cartuchera, el morrión y se fue a tierra acalorado y avergonzado; cogió el fusil de un compañero suyo que estaba cargado, aplicó el cañón debajo de la barba y soltó el gatillo con el dedo del pié y se levantó la tapa de los sesos... Cuando se lo refirieron a Barradas se retiró triste a un lado del bosque inmediato al campamento y un comandante me dijo: es de temer que el Brigadier haga lo mismo que el cabo... Corrí y a los pocos pasos lo encontré sentado en un tronco y llorando. ¿ Qué es eso mi Brigadier? "Que quiere Ud. que sea amigo mío, soy perdido, me han engañado, me han arrastrado a este país desierto, no lo siento por mí, lo siento por todos Uds. que con la mejor fe del mundo me han acompañado."

Acampada la expedición el día 27 de julio de 1829 en Cabo Rojo y no en punta Jerez como ellos equivocadamente le llamaron, se pusieron en marcha hacia Tampico, despachando las naves hacia el Río Pánuco. La relación de efectivos era la siguiente: Batallón Rey Fernando, a las órdenes del Coronel Luis Antonio Ferrer; Batallón Reina Amalia, mandado por el Coronel Antonio Vázquez; Escuadrón Cazadores del Rey, con su Comandante Juan Martín, una compañía de Guías y una compañía de Artillería. Con la desviación a Nueva Orleáns de 400 hombres del Batallón Reina Amalia que venía en la Corbeta Bigham, la marcha por tierra y por mar se vio mermada peligrosamente. Así el 31 de julio tuvieron su primera batalla con las fuerzas mexicanas. Aviraneta dice que fue en los Corchos, Sánchez Lamego en la Aguada, veinte kilómetros al sureste de Pueblo Viejo. Santa Anna, el astuto zorro, héroe de todas las batallas había reunido de todo el vecindario entre préstamos y donativos casi 14 mil pesos de aquella época para organizar a su ejército, de tal modo que cuando la expedición española llegó a la Isla de Lobos, Santa Anna había reunido como Gobernador y Comandante General del Estado de Veracruz, mil hombres de infantería, quinientos jinetes y cuatro piezas de Artillería, y además envió a su caballería en tres bergantines: Trinidad, Splendid y el Wiliams, cuatro goletas: Luisiana, Félix, Concepción y Ursula, y cinco Lanchas: Campechana, Flor de Mar, Veracruzana, Obusera y Chalchiueca.

Para el día 7 de agosto cuando terminaron de hacerse a la mar, ya eran 1064 de infantería integrados: por el segundo Batallón, al mando del capitán Juan Andonegui; el Tercer Batallón dirigido por el teniente coronel Juan Antonio Heredia, el Noveno Batallón, al mando del Teniente Coronel José Antonio Mosquera; el Batallón Activo de Tres Villas, con el teniente coronel Pedro Lemus. La caballería tomaba cuerpo con el Regimiento Número Doce; además del Escuadrón permanente de Jalapa, mandado por el Teniente Coronel José Ma. Somoza; el escuadrón permanente de Orizaba y Córdoba, encabezado por el Teniente Coronel José Mariano Jiménez; y el escuadrón activo de Veracruz, al mando del teniente coronel, Mariano Cenobio.

Después de dos días de navegación Santa Anna desembarcó en Tecolutla a donde ya había llegado la caballería y ahí incorporó el Batallón Activo de Tuxpan con sesenta soldados al mando del cabo primero Víctor Modesto Sarmiento. Para el 11 de agosto de 1829 la escuadrilla entró al Puerto de Tuxpan, desembarcando el General D. Antonio López de Santa Anna con su Estado mayor, la Banda de Música del segundo Batallón, partiendo todos la mañana del día 12 por la tierra con la caballería, la infantería y la Artillería en lanchas por el canal intercostero, llegando a Tampico Alto el día 16 por la noche, situándose el General Santa Anna en Pueblo Viejo y los Generales Terán y Felipe de la Garza por el norte cerca de Tampico. La batalla fue decisiva y el General Santa Anna se cubrió de gloria derrotando totalmente a la expedición española de Isidro Barradas. Quedaba en el recuerdo su proclama, enunciada desde Cabo Rojo:

" Dios y Rey, vecinos honrados: venimos en paz, somos hermanos y cristianos como vosotros, venid a la Plaza con gallinas y demás comestibles, que se os comprará todo, así mismo con los caballos que podáis y algunas mulas que necesitamos las que compraremos con dinero al contado. El comandante General que manda las tropas de vanguardia que está al frente, es el Brigadier Isidro Barradas, que vienen por la primera vez, así como sus tropas, a este país. Confiad en él y os tratará bien, según lo manda el Rey nuestro señor ".

En 1830 Tuxpan ascendió a Villa por su heroica participación en esta última batalla contra España...

*** El 11 de Septiembre de 1829 se libró la Batalla en la Barra de Tampico y la Capitulación de Barradas, gesta heroica que marca exactamente la fecha de la verdadera consumación de nuestra Independencia. El 11 de septiembre de 1997, en ese histórico sitio fue leído este trabajo por el Cronista con motivo de los festejos por el aniversario de Ciudad Madero. Hoy en ese lugar existe una Escuela y el Faro Antiguo de la Barra de Tampico construido por Porfirio Díaz.

* * * * Bibliografía Consultada

1.- TAMIAHUA. Una Historia Huaxteca.- José Luis Melgarejo Vivanco.- Pag. 169 -79.

2.- HISTORIA DE MÉXICO.- Salvat. Tomo VII Pág. 50 - 51.

3. - MONOGRAFÍA DE LA CIUDAD DE TUXPAN. Dr. Zózimo Pérez Castañeda y Profesor Angel Saqui del Angel. Pág. 32 y 33. 1995 .- Edición del Gobierno del Estado de Veracruz.